El reciente alto el fuego en Gaza, que entra en vigor tras más de un año de negociaciones mediadas por Qatar y Egipto, se enfrenta a riesgos de ruptura casi inmediatos. En medio de la tensa calma, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, amenazó con suspender el acuerdo si no se entrega la lista de rehenes que Hamás debe liberar, en paralelo a la excarcelación de miles de presos palestinos. Este complejo escenario político se complica por presiones internas en el gobierno israelí, mientras Donald Trump, pieza clave en las gestiones, urge a mantener la tregua enfatizando que podría desatarse «el infierno» si se rompe. En Tel Aviv, miles claman por el cumplimiento total del pacto, mientras en Gaza, devastada por 15 meses de conflicto, la población aguarda con urgencia la llegada de ayuda humanitaria tras el cese de los bombardeos.
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