Los disruptores endocrinos, químicos presentes en productos cotidianos, han cobrado relevancia gracias a estudios como los del catedrático Nicolás Olea. Estas sustancias, que alteran el equilibrio hormonal, pueden tener efectos adversos a largo plazo, como problemas en la tiroides, obesidad, infertilidad y malos indicadores de calidad seminal en Europa, según se señala en recientes investigaciones. Olea, que ha dedicado su carrera a estudiar estos compuestos, subraya su impacto especialmente en mujeres debido a su variabilidad hormonal. Aunque existen regulaciones, actualmente no se contempla su toxicidad hormonal de manera exhaustiva. En su libro, Olea ofrece recomendaciones para minimizar la exposición a estos químicos, sugiriendo evitar plásticos, botellas reutilizadas en exceso y ciertos alimentos con pesticidas. También destaca la presencia de sustancias tóxicas en cosméticos, plásticos de uso alimentario y textiles tratados con perfluorados, subrayando la necesidad de opciones más seguras para reducir riesgos de salud.
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