En un evento en la Casa Blanca, niños corrigieron a la primera dama Jill Biden al gritarle «Feliz Navidad» después de que ella les saludara con un «felices fiestas», reflejando tensiones culturales en Estados Unidos. Este incidente ocurre en un contexto de discusión política sobre el fracaso electoral de Kamala Harris frente a Donald Trump, lo que ha desencadenado una división en el Partido Demócrata entre sus facciones más moderadas y progresistas. Tras las elecciones, analistas y figuras del partido han señalado que la ideología woke, que ganó prominencia tras la muerte de George Floyd, ha perdido tracción e influido negativamente en el apoyo electoral, con críticas centradas en la política de identidad, la despenalización de la frontera y la propuesta de retirar fondos a la policía. Encuestas reflejan que un gran porcentaje de votantes ve estas cuestiones como preocupaciones de élite, alimentando el debate interno sobre el rumbo que debe tomar el partido.
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