En un ambiente donde se debate el estereotipo de «bridezilla» y la falta de un equivalente masculino, una novia reflexiona sobre la presión de organizar una boda perfecta. A medida que las expectativas sociales empujan a las mujeres a encargarse de cada detalle, desde la planificación hasta la estética personal, surge la frustración por la falta de participación masculina en estos eventos importantes. La autora destaca la necesidad de una participación más equitativa de las parejas en la organización y subraya que su boda, si bien significativa, no definirá el culmen de su felicidad personal en comparación con otros logros de su vida.
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