Adquirir una vivienda en Tenerife, especialmente si incluye una palmera canaria, puede convertirse en un desafío económico significativo. Estas plantas, emblemas naturales de las Canarias, requieren un cuidado estricto debido a la normativa local, que obliga a los propietarios a gestionar su mantenimiento anualmente, con costos que superan los 1.500 euros. Solo empresas acreditadas pueden podarlas, y los residuos deben ser tratados en centros autorizados para prevenir la propagación del picudo rojo, una plaga dañina para estas palmeras. Esta normativa refleja el valor ecológico y cultural de la especie, pero impone una carga financiera y administrativa a los dueños de propiedades privadas.
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