Un estudio en el sur de Portugal ha transformado la percepción de los cazadores sobre el lince ibérico, revelando que en lugar de ser una amenaza, es un valioso aliado en los cotos de caza menor. La investigación, que involucró a la Fundación Artemisan, demuestra que la presencia de linces aumenta la abundancia de especies cinegéticas como perdices y conejos, mientras reduce la presión de depredadores oportunistas como zorros y gatos asilvestrados. El lince actúa como superdepredador, equilibrando el ecosistema y beneficiando la actividad cinegética. En la Península Ibérica, especialmente en Castilla-La Mancha, Andalucía, Extremadura y algunas zonas de Murcia y Portugal, el lince muestra una distribución estable, coexistiendo con áreas de caza, lo que favorece un entorno más sostenible.
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