Los cruces ilegales en la frontera sur de Estados Unidos crecieron ligeramente en agosto, afectando la campaña de Kamala Harris a menos de 70 días de las elecciones del 5 de noviembre. La administración de Joe Biden reconoce el aumento, aunque subraya que la situación sigue controlada. Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Interior, destacó que el número de detenciones sigue siendo el más bajo desde septiembre de 2020. En agosto, la Patrulla Fronteriza procesó a 54,000 personas, quebrando una tendencia de cinco meses a la baja. San Diego, El Paso y Tucson son las ciudades con mayores cruces, y el flujo migratorio podría aumentar en otoño. La estabilización de cruces se debe en parte a los límites impuestos por Biden al asilo, una medida criticada por sectores progresistas. La administración ha usado la aplicación CBP One para gestionar migrantes, permitiendo la entrada de 765,000 personas hasta julio. Mayorkas pidió al Congreso aprobar una ley de control fronterizo negociada bipartidistamente. Además, destacó la ayuda de países como México, Colombia y Panamá para contener y deportar migrantes, lo que ha reducido significativamente el número de personas en tránsito en la selva del Darién.
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