La oposición venezolana enfrenta condiciones difíciles mientras se prepara para las elecciones del 25 de mayo, en un intento por contener el avance del chavismo. A pesar de estas adversidades, un sector opositor busca ganar influencia en el Parlamento y las gobernaciones. Nicolás Maduro, ya confirmado para un tercer mandato, continúa ejerciendo prácticas para debilitar a sus oponentes. Los comicios ocurren tras el controvertido desenlace de las presidenciales anteriores, que desató una crisis con 28 muertes y detenciones masivas. La oposición está dividida; algunos líderes, como María Corina Machado, llaman a la abstención, mientras otros, como Henrique Capriles, ven en el voto una herramienta de protesta. Las elecciones, postergadas con el fin de elevar la participación, reflejan un ambiente impregnado de apatía y desconfianza, con la participación estimada en el 20-25%. En un contexto de creciente escepticismo hacia el sistema electoral, la oposición enfrenta el reto de mantenerse relevante más allá de los resultados inmediatos.
Leer noticia completa en El Pais.