La decisión de Hungría de otorgar asilo político a Marcin Romanowski, ex viceministro de Justicia polaco acusado de malversación, ha tensado las relaciones dentro de la Unión Europea. Esta acción recuerda el caso de Carles Puigdemont y pone en duda la cohesión del bloque europeo, especialmente en lo que respecta al respeto al Estado de derecho. Romanowski acusa al gobierno polaco de perseguirlo políticamente, en un contexto donde el primer ministro de Polonia, Donald Tusk, enfrenta elecciones cruciales en 2025. La respuesta de Polonia ha sido contundente, comparando a Hungría con Bielorrusia y convocando al embajador húngaro, mientras crece la presión para que la UE tome medidas. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, podría estar motivado por un cálculo electoral interno, pero su acercamiento al Kremlin complica aún más su postura dentro de la UE.
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