Pablo González, periodista hispano-ruso, denunció haber sido amenazado y presionado durante sus dos años y medio encarcelado en Polonia, acusado de espiar para Moscú. González, liberado en un intercambio de prisioneros entre Rusia y Occidente, acusó a las autoridades polacas de sugerirle suicidarse y prolongar su detención sin presentar pruebas ni una acusación concreta. Asegura que se le permitió reunirse con su abogado solo nueve meses después de su arresto. González, nieto de un «niño de la guerra» de la Guerra Civil Española, critica que la acusación se basaba en su doble nacionalidad rusa y española.
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