A pesar de un entorno internacional complicado, la COP29 en Bakú concluyó con un acuerdo sobre financiación climática. Los casi 200 países participantes acordaron movilizar 1,3 billones de dólares para 2035, con una aportación mínima de 300,000 millones de dólares anuales por parte de los países desarrollados, triplicando la meta actual. Sin embargo, la propuesta ha sido criticada por varias naciones receptoras que consideran insuficiente el compromiso de los países ricos. La cumbre también aprobó un acuerdo para crear un sistema internacional de mercados de carbono, cuyas reglas técnicas se desarrollarán en 2025. La negociación ha sido tensa en un contexto de crisis global, con preocupaciones sobre el regreso de Donald Trump y el avance de la ultraderecha en la política climática. Antonio Guterres, secretario general de la ONU, destacó que aunque esperaba un resultado más ambicioso, el acuerdo establece una base para avanzar.
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