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Pajarear en Septiembre en el Puerto de Encinas Borrachas

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La Serranía de Ronda es un territorio montañoso que destaca por su complicado relieve, cargado de sierras y valles que históricamente han dificultado las comunicaciones entre sus pueblos. En este contexto, los puertos de montaña juegan un papel crucial como vías de conexión a través de estas cadenas montañosas. Uno de los puertos más significativos es el de Encinas Borrachas, que representa una de las rutas más directas hacia el valle del Genal y, a su vez, hacia el Estrecho de Gibraltar. Esta localización lo convierte en un lugar excepcional para la observación de aves durante su migración posnupcial, especialmente en septiembre.

El puerto de Encinas Borrachas se asienta sobre una depresión conocida como el Navazo de los Conejos, una llanura entre montañas calizas esculpida por la erosión de la roca. Es una formación típica de este relieve, donde encontramos una vegetación dispersa como majuelos y encinas de bajo porte. Además, su ubicación lo convierte en un lugar estratégico para diversas especies de aves. Durante septiembre, se pueden observar en migración activa aves como el abejaruco europeo y el milano negro, así como otras que hacen paradas de descanso, como la tarabilla norteña y el colirrojo real.

La diversidad aviar que habita la zona incluye un arsenal de especies, desde torcaces hasta rapaces como el buitre leonado y el águila perdicera, que patrullan constantemente en busca de alimento. También se pueden detectar especies más comunes como la perdiz roja, el vencejo pálido y el mochuelo europeo. Esta biodiversidad es un claro reflejo de la riqueza natural que ofrece el puerto de Encinas Borrachas.

Para llegar a este enclave natural, es recomendable utilizar un navegador y buscar «Dolmen de Encinas Borrachas», lo que señaliza el punto de interés donde se encuentra la construcción megalítica. Es importante acceder desde la A-369, entre los kilómetros 10 y 11, y aparcar en un ensanchamiento que evita molestias a la propiedad privada adyacente.

Este navazo alberga una finca dedicada a la ganadería, pero cuenta con un camino público que forma parte del GR 141, la Gran Senda de la Serranía de Ronda. Durante la visita, es fundamental respetar el entorno y no molestar el ganado, dejando la menor huella posible.

La ruta comienza cruzando una cancela y adentrándose en un ambiente de matas y hierbas donde se alimentan las ovejas. A medida que se avanza, se pueden observar diversas especies de aves, que frecuentemente se agrupan. Entre ellas, los jilgueros y los escribanos son comunes, pero muchas aves pueden estar ocultas en el herbazal. Las rocas dispersas del llano ofrecen además refugio para aves insectívoras y algunas especies migratorias.

A medida que se avanza hacia el norte, la biodiversidad se incrementa. Arbustos salpicados por el camino actúan como plataformas de observación para aves como el alcaudón y el colirrojo. La espesura del matorral también proporciona escondite a especies como las currucas y zarcero.

Finalizando la ruta, se apercibe la depresión de Ronda y, con suerte, la vista se ve adornada por la presencia de aves rapaces como el halcón peregrino o el buitre leonado. En el descenso hacia el bosque de encinas, se pueden observar aves forestales como el trepador azul y el agateador europeo. La riqueza fauna del entorno se completa con la presencia ocasional de ciervos, cuyo bramido resuena en septiembre.

Para concluir, el puerto de Encinas Borrachas no solo es una clave de unión entre valles, sino que también proporciona un ávido deleite para los amantes de la ornitología y la naturaleza en general, con un entorno que invita a explorar y disfrutar de uno de los ecosistemas más enriquecedores de la Serranía de Ronda.

Fuente: Diputación de Málaga.

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