En el pabellón de Vic, Barcelona, el club Femení Osona ha implementado un espacio de estudio gracias al proyecto Basket Girlz de Endesa, logrando integrar el deporte y la educación para sus jugadoras. Esta iniciativa busca combatir el abandono del baloncesto por parte de adolescentes, que a menudo se ven obligadas a elegir entre deporte y estudios. Tras el éxito en Vic, la idea se replica en Granada, donde el Granada Más Baloncesto ha inaugurado una sala de estudio para sus jugadoras. Estas aulas promueven un equilibrio entre la cancha y el aprendizaje, fomentando un entorno donde el baloncesto no interfiere con el rendimiento académico. Las historias de Jùlia Vila y Aina Gonell reflejan cómo este apoyo permite a las jóvenes no solo continuar sus estudios, sino también seguir vinculadas al deporte que les ha enseñado compromiso y valores personales. Las familias, inicialmente escépticas, han reconocido el valor de estas instalaciones, observando cómo las jugadoras se motivan entre sí para estudiar. Este proyecto no solo abre posibilidades para mantener a más jugadoras en los equipos, sino que también desafía estereotipos sobre la incompatibilidad entre altos logros académicos y el compromiso deportivo.
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