El espectáculo en la tercera jornada de la Feria de San Isidro fue catalogado como ejemplo de la neotauromaquia, con una corrida de Fuente Ymbro que destacó por su falta de casta y vigor, pero abundancia en nobleza. Miguel Ángel Perera reconoció inmediatamente la calidad del toro «Amargado», brindando una faena que, a pesar de los elogios de algunos, fue criticada por su falta de exigencia. Perera no logró el doble trofeo debido a fallos con la espada. Paco Ureña, por su parte, no se lució con los toros mansos que enfrentó, mientras que Ginés Marín fue destacado por su oficio y entrega, especialmente en su último toro. La tarde se caracterizó por la falta de emoción y un público indulgente.
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