El hospital Nasser, en el sur de la Franja de Gaza, fue impactado el 25 de agosto por tres proyectiles del Ejército israelí, resultando en la muerte de al menos 22 personas, incluyendo cinco periodistas. El ataque ha generado nuevas acusaciones de crímenes de guerra, ya que el área era utilizada por periodistas para transmisiones en directo. Israel justificó el ataque al alegar la presencia de una cámara de vigilancia de Hamás, pero no presentó pruebas. Testigos y organizaciones de derechos humanos califican la acción como un «doble golpe», una táctica prohibida que busca maximizar las bajas civiles. Las víctimas mortales incluyen empleados del hospital, periodistas y civiles, mientras que los heridos enfrentan diversos grados de gravedad. La comunidad internacional condena el acto, y las autoridades critican la falta de pruebas de las acusaciones israelíes.
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