La presidencia de Donald Trump, que comenzará el 20 de enero de 2025, traerá cambios significativos en la política exterior de Estados Unidos, afectando especialmente su apoyo a Ucrania en el conflicto con Rusia. Con la designación de Mario Rubio como secretario de Estado, Pete Hetseth a cargo de Defensa y Mike Waltz como consejero de Seguridad Nacional, la nueva administración priorizará desafíos como la inmigración y la competencia con China. Esta reorientación significa un probable descenso en el financiamiento estadounidense para Ucrania, lo que podría afectar el curso de la guerra. No obstante, tanto Vladimir Putin como Volodimir Zelenski han expresado esperanzas de que Trump podría desempeñar un papel en la búsqueda de una solución negociada al conflicto. Mientras, figuras dentro de la administración y algunos republicanos argumentan que las negociaciones deberían iniciarse desde una posición de fuerza para Kiev. La presencia de Pete Hetseth, con un enfoque más hacia lo nacional y su carencia de experiencia de mando, añade un elemento de incertidumbre sobre el futuro apoyo militar a Ucrania.
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