La madrugada del miércoles, Marruecos vivió una de sus noches más violentas debido a las manifestaciones de jóvenes en protesta por la inversión del país en estadios para el Mundial de Fútbol, mientras la educación y sanidad sufren deterioro. En Leqliaa, cerca de Agadir, al menos dos jóvenes murieron por disparos de la Gendarmería, que actuó en «legítima defensa» según las autoridades, tras intentos de asalto a comisarías. Los disturbios dejaron un saldo de más de 400 detenidos y 260 agentes heridos, además de numeroso vandalismo urbano. Las manifestaciones han sido las más multitudinarias en años y han provocado intensos enfrentamientos con la policía.
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