La situación económica en Alemania es compleja, en medio de una crisis de los mercados internacionales y bajo la amenaza de aranceles de Estados Unidos, en un contexto donde Friedrich Merz, el futuro canciller, busca formar un gobierno de coalición con socialdemócratas. En unas elecciones recientes, la Unión ganó con el 28,5% de los votos, pero se enfrenta a una fuerte presión, ya que Alternativa para Alemania registra un apoyo similar en encuestas. Merz ha descartado alianzas con la ultraderecha y trabaja en reformas para reactivar la competitividad económica, mientras trata de equilibrar las demandas de sus socios de coalición y el objetivo de no sacrificar el estado del bienestar. El Bundestag ya aprobó un plan de inversión millonario en defensa e infraestructuras, intentando así revitalizar una economía golpeada por recesiones consecutivas, las tensiones geopolíticas y la competencia china. La urgencia de implementar cambios se contrasta con la percepción de que Merz está cediendo a los socialdemócratas, lo que provoca críticas internas y el riesgo de debilitar su posición antes de asumir como canciller.
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