El cáncer de cuello uterino se presenta como una inquietud creciente de salud pública global. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), es el cuarto tipo de cáncer más frecuente entre las mujeres, con el 95% de los casos vinculados a una infección persistente del virus del papiloma humano (VPH).
El VPH, la infección de transmisión sexual más común, plantea un reto significativo debido a su amplia prevalencia y el desconocimiento general sobre él. La Dra. Blanca Fernández, ginecóloga en la Policlínica Gipuzkoa, subraya la crucial relevancia de la prevención: «Con una buena prevención, seguimiento y tratamiento del VPH, podemos evitar que una mujer desarrolle un cáncer de cuello de útero, porque la prevención salva vidas». Fernández destaca que la vacunación, el uso de preservativos y los controles ginecológicos regulares son estrategias efectivas para impedir el avance del virus y prevenir su transformación maligna.
Transmitido principalmente por contacto sexual, el VPH comprende más de 200 variantes. Algunas causan verrugas genitales, mientras que otras, consideradas de alto riesgo, pueden provocar alteraciones celulares en el cuello uterino. Según la experta, entre el 15% y el 25% de la población ha tenido contacto con el virus, aunque el sistema inmunológico suele eliminarlo en uno o dos años sin mayores inconvenientes.
Un aspecto alarmante del VPH es su carácter asintomático. Esto significa que muchas personas portadoras no presentan síntomas, complicando así su detección temprana. La doctora Fernández hace un llamado a la importancia de los controles ginecológicos, ya que existen pruebas específicas que pueden identificar el VPH antes de que se produzcan lesiones. Estas son simples y consisten en la recolección de una muestra del cuello uterino para su análisis en laboratorio.
Cuando el virus se detecta sin alteraciones celulares, se recomiendan preservativos, vacunación y evitar factores que favorezcan su persistencia, como el tabaquismo. En casos donde ya hay lesiones, el seguimiento puede incluir una colposcopia, una prueba ambulatoria que permite observar el cuello del útero con un microscopio especial y tintes para identificar anomalías.
El conocimiento y la concienciación sobre el VPH son esenciales para mejorar la salud femenina y reducir la incidencia del cáncer de cuello uterino. La prevención, a través de diversas medidas, es la clave para salvar vidas y abordar esta problemática de salud pública.