El mercado inmobiliario español se anticipa a cerrar el año 2025 con aproximadamente 750,000 transacciones de compraventa y un incremento en los precios de entre el 4% y el 6%. Este panorama esperanzador enfrenta retos hacia finales de año debido a problemas de oferta, inflación y posibles aumentos en los tipos de interés.
Vicenç Hernández Reche, economista y CEO de Tecnotramit, señala que la presión actual sobre los precios no se debe a las mismas causas que la crisis de 2008, aunque podría tener repercusiones sociales significativas. Un déficit en la nueva construcción, que supera las 100,000 viviendas anuales, se presenta como un obstáculo crucial. Con una oferta anual de entre 80,000 y 100,000 nuevas construcciones frente a una demanda de 200,000, este desajuste está elevando los precios, afectando tanto la compra como el alquiler.
En relación a una posible burbuja inmobiliaria, Hernández Reche argumenta que, aunque podría tener esa apariencia desde una perspectiva financiera tradicional, la situación difiere notablemente de 2008. Los criterios de financiación son más prudentes y la demanda permanece fuerte, con variaciones de precio según la localización. Sin embargo, advierte que cualquier caída podría afectar más a las poblaciones más vulnerables.
Asimismo, las hipotecas fijas están ganando popularidad frente a las variables, aunque siguen siendo inaccesibles para muchos. Los nuevos créditos hipotecarios tendrán tipos de interés relativamente altos en comparación con los niveles anteriores a 2022, lo que podría complicar la situación de las familias de ingresos medios y bajos si los precios no se estabilizan.
Para mitigar estos problemas, Hernández Reche sugiere implementar un plan nacional de oferta y rehabilitación que incremente la construcción de viviendas libres, asequibles y sociales. Además, propone agilizar la concesión de licencias y promover la rehabilitación energética, enfatizando que la política de vivienda debe ajustarse más a las realidades del mercado que a las inclinaciones ideológicas.