El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afronta divisiones internas ante la posibilidad de un ataque a Irán, mientras evalúa el balance entre apoyo estratégico y su promesa de no intervenir en el extranjero. Su anuncio de un plazo de dos semanas para decidir sobre la intervención revela fracturas en el movimiento MAGA, con figuras como Steve Bannon y Tucker Carlson oponiéndose a cualquier acción militar, alegando riesgos de otra “guerra interminable”. Sin embargo, sectores prointervencionistas, como el senador Lindsey Graham, justifican un ataque para frenar el programa nuclear iraní. Trump, que busca consolidar su base electoral, admite que la decisión es compleja y sugiere que sus seguidores finalmente respaldarán su elección. Una encuesta reciente refleja que el 45% de los estadounidenses se opone al ataque, destacando la polarización en este tema.
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