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Proliferación de Centros de Datos en EE. UU.: Temores de una Crisis Financiera al Estilo 2008

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En medio de la euforia global por la inteligencia artificial, los inversionistas y analistas económicos observan con preocupación el rápido crecimiento de la infraestructura de centros de datos en Estados Unidos. Este fenómeno, que evoca reminiscencias de las burbujas tecnológicas y de infraestructura del pasado, podría estar pavimentando el camino hacia una crisis financiera similar a la del 2008.

Las cifras son impresionantes. Grandes tecnológicas como Meta, Google, Microsoft y Amazon han invertido en el último trimestre un total de 1.025 mil millones de dólares en infraestructura relacionada con IA. Esta cifra supone más de un tercio de los ingresos totales para empresas como Microsoft y Meta, y ha sido un motor significativo del crecimiento del PIB estadounidense, superando incluso al consumo privado, según Neil Dutta de Renaissance Macro Research.

La historia nos ofrece lecciones contundentes. Las masivas inversiones en infraestructuras del pasado, como el ferrocarril en 1873 o la fibra óptica en los años 90, acabaron en colapsos financieros después de años de exceso de oferta. Aunque las infraestructuras eventualmente beneficiaron a la sociedad, los inversionistas que apostaron en los momentos álgidos lo perdieron todo.

El panorama actual se diferencia por su fuente de financiación. A diferencia de la burbuja punto com, el actual auge de los centros de datos está apoyado en gran medida por deuda, especialmente a través del mercado de crédito privado o «banca en la sombra». Este tipo de financiación, aunque eficaz en tiempos de crecimiento, puede convertirse en un riesgo sistémico si los activos no proporcionan los rendimientos esperados.

Empresas como Meta están en negociaciones para préstamos de hasta 30.000 millones de dólares con grandes entidades de crédito privado como Apollo o Carlyle. Además, la creciente conexión entre el sector bancario tradicional y el boom de los datos se refleja en el hecho de que el porcentaje de préstamos de bancos estadounidenses hacia empresas de crédito privado ha aumentado significativamente de 1% en 2013 a 14% en 2023. Esto ha llevado a expertos a temer que cualquier caída brusca en el sector de centros de datos podría desencadenar consecuencias en cadena para el sistema bancario.

Otro actor crucial en el escenario son las aseguradoras, que han incrementado su exposición a bonos de empresas con calificación por debajo del grado de inversión. Este comportamiento evoca la previa al estallido de la crisis financiera de 2008 y la eventual caída de AIG. Las autoridades monetarias ven con inquietud cómo el crédito privado está trasladando riesgos de manera opaca.

Según el análisis del inversor Paul Kedrosky, el auge de la IA ya ha superado los niveles de gasto en telecomunicaciones de los años 90, sin mostrar indicios de desaceleración. El peligro latente es que esta especie de “banco en la sombra” está formando un puente entre el furor de los centros de datos y el sistema financiero tradicional.

El potencial colapso no se ve determinado por la cantidad construida, sino por cómo se financia. El CEO de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, ha advertido públicamente sobre los peligros del crédito privado, incluso mientras su propia entidad incrementa sus actividades en este sector.

Frente a un panorama donde la financiación se vuelve cada vez más opaca y alejada del radar público, la pregunta fundamental resuena: ¿de dónde proviene realmente el capital para esta expansión? La respuesta determinará si el sistema financiero global enfrentará otro desequilibrio mayor en el futuro cercano.

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