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Proyecto de Cinturón Forestal de 3,000 km: Una Barrera Verde contra la Deserción

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Proyecto de Cinturón Forestal de 3,000 km: Una Barrera Verde contra la Deserción

China ha completado un proyecto monumental de reforestación conocido como la "Gran Muralla Verde", un extenso cinturón forestal de 3.046 kilómetros que rodea por completo el desierto de Taklamakan, el mayor desierto de China. Este esfuerzo, parte del "Programa de los Tres Nortes" iniciado en 1978, está diseñado para frenar la desertificación, proteger la biodiversidad y mejorar las condiciones de vida en las regiones áridas del noroeste del país.

El desierto de Taklamakan, con una superficie de 337.600 kilómetros cuadrados, ha sido históricamente un entorno hostil para las comunidades circundantes. Sus temidas tormentas de arena han afectado ciudades tan distantes como Pekín, mientras que su progresiva expansión amenazaba con consumir tierras fértiles. Sin embargo, gracias a la "Gran Muralla Verde" y su combinación de especies resistentes como el álamo del desierto (Populus euphratica) y el sacsaoul, China ha logrado contener la expansión del desierto, estabilizar los suelos y mejorar las condiciones climáticas de la región. Además, este proyecto ha fomentado actividades económicas sostenibles, como el cultivo de cistanche, una planta medicinal, generando beneficios para las comunidades locales.

Desde el inicio del "Programa de los Tres Nortes", China ha reforestado más de 32 millones de hectáreas en zonas áridas y semiáridas, llevando la cobertura forestal nacional del 10% en 1949 a más del 25% en 2023. En Xinjiang, la cobertura forestal ha aumentado del 1% al 5% en las últimas cuatro décadas.

El proyecto chino se alinea con iniciativas globales similares para combatir la desertificación, destacándose por su escala y ambición. Ejemplos de otros proyectos significativos incluyen la Gran Muralla Verde Africana, un cinturón de vegetación que abarca 8.000 kilómetros desde Senegal hasta Djibouti, y el programa de reforestación de Corea del Sur, que ha transformado áreas degradadas en frondosos bosques.

A pesar de estos logros, el reto de la desertificación continúa siendo un problema global urgente. Según la ONU, el 77% de la tierra del mundo era más árida en 2020 que hace tres décadas, un fenómeno exacerbado por el cambio climático y prácticas humanas insostenibles.

El modelo de cinturón forestal de China, aunque no exento de críticas, especialmente en cuanto a la tasa de supervivencia de los árboles y el limitado impacto en la reducción de tormentas de arena, sobresale por su enfoque coordinado y exhaustivo. Su éxito reside en la movilización de recursos técnicos y financieros a gran escala, sirviendo de inspiración para otros países enfrentando desafíos similares.

El impacto del cinturón verde trasciende lo ambiental al mejorar la estabilidad agrícola y crear nuevas oportunidades económicas. En un contexto de cambio climático, proyectos como este son más relevantes que nunca. China ha logrado convertir un desierto en una barrera verde que no solo detiene la desertificación, sino que también fortalece comunidades enteras. Ahora, el desafío radica en mantener este esfuerzo y compartir el conocimiento adquirido con otras naciones, ya que, como destaca la ONU, combatir la desertificación es esencial para la supervivencia colectiva.

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