En un contexto de crecientes tensiones internacionales, Ucrania ha reafirmado su negativa a reconocer la península de Crimea como territorio ruso, a pesar de la presión ejercida por Estados Unidos para avanzar en este reconocimiento. Este firme posicionamiento refleja la postura invariable de Ucrania desde la anexión de Crimea por Rusia en 2014, un hecho que ha generado múltiples sanciones y desencuentros diplomáticos en la arena global. La decisión de Kiev subraya la complejidad del conflicto y las dificultades para encontrar una solución diplomática que satisfaga a todas las partes involucradas.
Leer noticia completa en El Mundo.