Rusia ha intensificado sus ataques híbridos, combinando tácticas cibernéticas y desinformación para poner a prueba las defensas de Europa y Estados Unidos. Estos movimientos buscan explorar los límites de tolerancia de Occidente y medir su capacidad de respuesta ante amenazas menos convencionales. Las acciones rusas han generado preocupaciones en la Casa Blanca, que analiza posibles contramedidas para abordar el desafío creciente en un clima internacional cada vez más tenso.
Leer noticia completa en El Mundo.