El primer ministro británico, Keir Starmer, enfrenta una dura derrota tras la victoria de Reform UK en la elección parcial de Runcorn & Helsby, donde la candidata Sara Pochin superó al laborista por solo seis votos. Este revés ocurre apenas diez meses después de que los laboristas ganaran ese escaño con facilidad. La condena del exdiputado laborista Mike Amesbury abrió la puerta a esta elección suplementaria. La campaña de Nigel Farage ha capitalizado el desencanto por los recortes sociales y la llegada de inmigrantes irregulares, desafiando así el dominio tradicional de conservadores y laboristas. Reform UK también obtiene una alcaldía en Greater Lincolnshire, señalando un creciente apoyo populista. La victoria refuerza la posición de Farage, quien afirma haber desplazado a los conservadores como principal oposición. Con los laboristas manteniendo solo algunas alcaldías y los conservadores criticando la debilidad de Starmer, el panorama político se inclina hacia la derecha, poniendo en jaque el liderazgo de Starmer.
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