En Toledo, una ciudad con una población de poco más de 86.000 habitantes pero que recibió casi 300.000 visitantes en los primeros seis meses del año, el Ayuntamiento ha decidido implantar una innovadora ordenanza para regular el turismo y mitigar la presión sobre su casco histórico. Esta normativa, impulsada por el equipo de Gobierno del PP y Vox y pendiente de aprobación final en septiembre, establece limitaciones en el tamaño de los grupos turísticos, regula el uso de megafonía y establece zonas saturadas donde se aplicarán reglas de circulación específicas. También se prevé la creación de un Consejo de Turismo y la regulación de los servicios de tren y autobús turístico, con el objetivo de preservar el patrimonio y mejorar la convivencia entre residentes y visitantes. Las medidas han sido bien recibidas por la comunidad, según el Ayuntamiento.
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