Las autoridades rusas han implementado nuevas leyes represivas, que entrarán en vigor el 1 de septiembre, para intensificar el control sobre sus ciudadanos y oponentes. Entre las medidas destacan multas por buscar en internet términos como «Navalni», y el bloqueo de servicios de mensajería como WhatsApp para promover el uso de su propio software espía, Max. Además, Rusia ha anunciado su salida del convenio europeo contra la tortura, incrementando el presupuesto y la construcción de centros de detención preventiva. Las leyes también contemplan sanciones para búsquedas de contenido extremista, lo que aumenta el control estatal sobre las actividades digitales de los ciudadanos. Asimismo, se ha reintroducido la supervisión del FSB en centros de detención, reduciendo la transparencia y limitando el acceso a defensores de derechos humanos. Estas decisiones, junto con un aumento del nacionalismo en el sistema educativo, refuerzan un ambiente de vigilancia y censura en el país.
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