El reciente incidente entre Oriol Junqueras y Sílvia Orriols, líder de Aliança Catalana, ilustra las tensiones políticas en Cataluña, donde Junqueras, de ERC, sugirió que Aliança podría ser una herramienta diseñada por el Estado español para debilitar el independentismo. Este tipo de acusaciones, que en el pasado se han utilizado para desacreditar a figuras críticas, refleja la nerviosidad en las filas republicanas, en un contexto donde las elecciones están aún lejos. En palabras del autor del relato, los intentos de desprestigio son una táctica habitual para silenciar voces discrepantes, aunque las viejas artimañas del CNI como instrumento de desprestigio parecen menos efectivas hoy en día. En este complejo entramado político, la estrategia de Orriols ha sido aprovechar estos ataques para ganar visibilidad mediática, mientras que Junqueras perpetúa su tendencia a mantener la controversia, como en su pasado llamamiento a una huelga que carecía de bases económicas viables. Esta dinámica pone de manifiesto la volatilidad y las divisiones internas que aún persisten en la política catalana.
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