Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y de IMDEA Materiales han anunciado el desarrollo de un novedoso sensor sísmico basado en el efecto triboeléctrico, una técnica de electrificación por contacto que se produce al separar ciertos materiales cargados eléctricamente. Este avance promete revolucionar el mercado con un sistema de detección de terremotos económico, eficiente y resistente a condiciones adversas.
El sensor, conocido como nanogenerador de energía triboeléctrica (TENG, por sus siglas en inglés), ha demostrado ser capaz de detectar actividad sísmica y alertar sobre posibles peligros de manera fiable y precisa. José Sánchez del Río, del Grupo de Investigación en Materiales Estructurales Avanzados y Nanomateriales de la UPM, lideró las pruebas en el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX). Los resultados, comparados con los sistemas microelectromecánicos (MEMS) usados por el Instituto Geográfico Nacional (IGN), mostraron una alta similitud, confirmando la eficacia del dispositivo.
Este nuevo sensor no solo es capaz de detectar terremotos a miles de kilómetros del epicentro, sino que también puede comunicar la información a distancias de hasta 20 kilómetros en zonas urbanas e interurbanas. Además, los datos pueden ser visualizados en cualquier dispositivo conectado a internet. Según los investigadores, el sensor integra transductores triboeléctricos, compuestos por dos capas de material polimérico con electronegatividad opuesta, generando un voltaje elevado sin necesidad de fuentes externas.
El diseño mecánico del sensor, encargado por el Departamento de Diseño Mecánico Industrial de la ETS de Ingeniería y Diseño Industrial de la UPM, promete capacidades de detección tridimensional (3D). Según Francisco Santos Olalla y Rafael Cascón Porres, responsables del diseño, junto con la estudiante Alba López Laguna, el dispositivo utiliza una masa inercial sobre el transductor triboeléctrico para detectar vibraciones minúsculas y de alta frecuencia en el eje Z del espacio.
Este sensor sísmico, integrado con tecnologías de Internet de las Cosas (IoT), ya ha sido patentado y podría beneficiar a una amplia gama de usuarios. Sánchez del Río enfatiza que su aplicación es viable tanto para grandes corporaciones y pequeñas y medianas empresas como para particulares y organismos responsables de la detección de terremotos. «Estamos ante un sistema que no solo es barato y de bajo consumo, sino que también es extremadamente robusto», concluyó.