El escrutinio preliminar de las elecciones presidenciales en Rumania ha revelado un sorprendente panorama con la disputa de la segunda vuelta entre el primer ministro y candidato socialdemócrata Marcel Ciolacu, y el inesperado candidato Calin Georgescu, quien mostró una ligera ventaja con un 21,99% frente al 21,33% de Ciolacu. Con el 89,46% de las papeletas contadas, ninguno de los candidatos alcanzó el 50% necesario para evitar la ronda final. La participación de los rumanos en el extranjero, con más de 800.000 votos, podría influir en el resultado definitivo. Ciolacu, quien ha hecho campaña como una figura de estabilidad, expresó su intención de integrar propuestas de varios candidatos en su programa, mientras Georgescu, con un discurso antieuropeo y nacionalista, celebra el apoyo popular inesperado. Las elecciones han estado marcadas por ataques personales y acusaciones, incluidas denuncias de fraude por parte de George Simion, líder del partido ultraderechista AUR, desplazado al cuarto lugar con el 14,55%. En tanto, la periodista Lasconi se colocó tercera con el 16,37% de los votos. La creciente tendencia hacia formaciones nacionalistas en el país, uno de los más grandes de la Unión Europea por población, refleja un cambio notable desde la caída del comunismo hace casi 35 años. La figura del jefe de Estado, aunque principalmente ceremonial, juega un rol crucial en la política exterior y la seguridad nacional del país.
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