Rusia lanzó un ataque sin precedentes sobre Ucrania, empleando más de 800 drones y una docena de misiles en un bombardeo nocturno que afectó varias ciudades, incluida Kiev. En la capital, por primera vez, fue alcanzada la sede del Gobierno, con daños significativos en su estructura. Al menos dos personas fallecieron y 17 resultaron heridas. Las defensas ucranianas lograron derribar 747 drones y varios misiles, no obstante, el impacto fue considerable, destruyendo parcialmente edificios residenciales. Este nuevo récord de drones marca una peligrosa escalada en el conflicto.
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