El gobierno de Alemania, encabezado por el conservador Friedrich Merz, ha aprobado un significativo incremento en el gasto de defensa y la reintroducción del servicio militar voluntario, reflejando una nueva fase en su política de seguridad ante la amenaza de Rusia. El objetivo es fortalecer el ejército alemán y, a largo plazo, alcanzar 260,000 soldados activos. Además, se contempla enviar tropas a Ucrania como parte de un acuerdo de paz, una idea que divide la opinión pública alemana. Mientras algunos ven la medida como necesaria para el liderazgo de Europa, otros temen un aumento de tensión con Rusia. La decisión final requiere la aprobación del Parlamento, pero enfrenta resistencia política interna, especialmente con el crecimiento del partido ultraderechista AfD, contrario a la iniciativa.
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