El reciente incendio en el centro de datos gubernamental de Corea del Sur ha puesto al descubierto las vulnerabilidades inherentes en ciertos modelos de infraestructura digital. El incidente, que provocó la pérdida irreparable de archivos de 750,000 funcionarios públicos y afectó a 96 sistemas críticos, ha subrayado que no todas las plataformas etiquetadas como «nube» realmente cumplen con los estándares de seguridad y redundancia esperados.
David Carrero, cofundador de Stackscale, señala que el problema no radica en el concepto de la nube en sí, sino en un diseño deficiente. El caso coreano es un ejemplo claro de almacenamiento centralizado sin redundancia geográfica ni copias de seguridad externas efectivas, convirtiendo el centro de datos en un punto único de falla.
Para evitar desastres similares, la evolución de la regla tradicional 3-2-1 hacia la 3-2-1-1-0 es crucial. Esto implica mantener tres copias de datos críticos, en dos tipos de medios diferentes, con una copia fuera del sitio, otra offline y garantizar cero errores mediante pruebas regulares. Esta estrategia busca mitigar riesgos contemporáneos, como ataques de ransomware, que no solo afectan los datos de producción sino también las copias de seguridad conectadas a la red.
Carrero destaca la importancia de las arquitecturas activo-activo, que permiten la continuación del servicio incluso ante fallos. Esta configuración implica la replicación de datos en tiempo real entre centros de datos geográficamente separados, garantizando tanto la accesibilidad como la integridad de la información.
Un tercer pilar en esta estrategia son las copias de seguridad inmutables ubicadas en dominios de fallo independientes. Tecnologías como WORM y air-gap protegen estas copias contra modificaciones indeseadas.
En el ámbito open source, herramientas como Proxmox Backup Server ofrecen soluciones robustas y accesibles para implementar estrategias de backup eficaz. Estas alternativas democratizan el acceso a la resiliencia digital, permitiendo a organizaciones de cualquier tamaño protegerse sin incurrir en elevados costos de licenciamiento.
Para evitar replicar incidentes como el de Daejeon, las organizaciones deben asegurarse de implementar al menos dos ubicaciones para producción, mantener backups inmutables en un tercer sitio, y realizar pruebas de restauración regularmente. Además, es esencial la segregación de credenciales y la monitorización constante de anomalías.
En conclusión, la verdadera resiliencia en infraestructura digital no reside en nombres llamativos o conceptos de moda, sino en la aplicación disciplinada de principios de ingeniería sólidos. Como advierte Carrero, sin esta disciplina, el siguiente desastre físico bien podría convertirse en una catástrofe digital irremediable.