La Gabriela, una ciutadana de Puerto Rico de 30 años, ilustra las deficiencias en el sistema de cursos de catalán en Cataluña, necesitado de reformas para satisfacer la creciente demanda. Tras años en lista de espera, encontró plaza en un curso de la Zona Franca, impulsada por la necesidad de certificar 45 horas de aprendizaje para obtener un permiso de residencia tras casarse con un ciudadano español. Sin embargo, su caso refleja cómo muchos estudiantes acceden a estos cursos más por motivos administrativos que lingüísticos, y pese al aumento del 20% en la oferta en los últimos seis años, las listas de espera no paran de crecer. Según los expertos, se necesitan espacios informales para practicar el idioma y fomentar su uso socialmente, mientras que se exige al gobierno una mayor responsabilidad para garantizar el acceso a estos recursos esenciales para la integración y cohesión social.
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