Rosario Lonegro, un exseminarista de Sicilia, relata su experiencia en un grupo de terapia de conversión tras sentir presión psicológica y espiritual en el seminario de Agrigento. Este grupo, bajo el nombre “Verdad y Libertad,” obligaba a los participantes a reportar sus deseos y buscar oraciones para reprimir la atracción hacia personas del mismo sexo, vistas como «errores corregibles». Tras abandonar el seminario y establecerse en Milán, Rosario aboga por una Iglesia inclusiva y representa a cristianos LGBT en la Asamblea Sinodal Italiana. Andrea Rubera, portavoz de «Cammini di Speranza», destaca avances en la aceptación dentro de la Iglesia, aunque reconoce que persiste la influencia de prejuicios y el miedo al rechazo en estructuras eclesiásticas. La historia ilustra la lucha por el reconocimiento y la apertura en la Iglesia hacia la comunidad LGBT y la complejidad de vivir una fe auténtica en un entorno que históricamente ha reprimido estas identidades.
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