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Telefónica Cierra el Ciclo del Cobre: Fin del ADSL e Inicio de una Nueva Era Digital en España

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El pasado 27 de mayo, Telefónica España marcó el fin de una era al cerrar las últimas 661 centrales de cobre, completando así su transición a una red completamente de fibra óptica. Esta transformación sitúa a la compañía como una infraestructura «full fibra», después de más de veinte años de servicio con tecnología de cobre que facilitó el acceso a Internet a millones de hogares españoles.

Desde los años noventa, el cobre fue el corazón del acceso digital en España, haciendo posible que muchos entraran al mundo online a través de ADSL. Esta tecnología permitió compartir la línea telefónica para voz y datos, popularizando conceptos como la conexión permanente y la navegación simultánea con llamadas, un cambio que la gerente de Comunicación de Telefónica, Paz Noriega, recordó con emoción al anunciar el cierre definitivo de estas centrales.

La transformación de la red comenzó en 2016, con un ambicioso plan para apagar gradualmente más de 8,500 centrales. El objetivo fue sustituir la tecnología analógica por fibra óptica, que ofrece una conexión más veloz y eficiente energéticamente. Este esfuerzo ha posicionado a España entre los países con mayor cobertura de fibra en Europa, y ha requerido una inversión de más de 10,000 millones de euros.

La transición no solo clausura una etapa, sino que también recuerda una era emblemática de módems ruidosos y conexiones iniciales a Internet. Noriega rindió homenaje a figuras clave en este proceso, como Jesús Figueroa y Paco Quintana, reflejando el impacto personal y profesional de este cambio.

El paso a la red de fibra no solo es un avance tecnológico, sino también un beneficio ambiental, ya que es más eficiente y reduce la huella de carbono, alineándose con los objetivos sostenibles de la empresa. Además, Telefónica ha asegurado que ningún cliente se quede sin conexión durante esta migración.

Este cierre técnico supone la despedida de una infraestructura que ha acompañado a muchos en sus primeros pasos digitales, dejando un legado que ahora da paso a un futuro más rápido, eficiente y conectado. Una etapa que culmina, pero que quedará en el recuerdo de quienes vivieron la revolución del cobre.

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