Durante dos décadas, un japonés renunció a comodidades básicas, viviendo en condiciones austeras con el propósito de alcanzar la libertad financiera, acumulando más de 100 millones de yenes. Sin embargo, al jubilarse anticipadamente, se enfrentó a la depreciación del yen, cuestionando si su sacrificio valió la pena. A pesar de mejorar sus condiciones de vida actuales, su historia, difundida por el «South China Morning Post», destaca las advertencias del movimiento FIRE sobre las consecuencias de acumular dinero sin asegurar una calidad de vida digna. La inflación ha erosionado su poder adquisitivo, revelando que el mundo cambia más rápidamente de lo previsto.
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