El sistema Start-Stop en automóviles está diseñado para disminuir el consumo de combustible y las emisiones contaminantes al apagar el motor cuando el vehículo está detenido, como en semáforos o atascos, y volver a encenderlo automáticamente. Este sistema, cada vez más común en los coches modernos por regulaciones ambientales, ofrece un arranque rápido y suave, y se activa dependiendo de condiciones como el estado de la batería y la temperatura del motor. Pese a su potencial para ahorrar entre un 5% y 10% de combustible, algunos conductores lo desactivan por comodidad. La diferencia entre las baterías Start-Stop y normales radica en su diseño y capacidad para manejar muchas más cargas y descargas, lo que las hace más caras pero esenciales para la operación de este sistema.

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