Nairobi ha despertado entre los vestigios de violentas protestas que tuvieron lugar ayer en Kenia. Los disturbios, impulsados por la conmemoración del primer aniversario de movilizaciones contra el aumento de impuestos, dejaron edificios incendiados y saqueos, reflejando la profunda indignación social. Las manifestaciones también respondieron a la muerte del bloguero Albert Ojwang bajo custodia policial, evento que ha intensificado el malestar. La policía empleó gas lacrimógeno y cañones de agua para dispersar a los manifestantes, resultando en al menos 16 fallecidos por heridas de bala, según Amnistía Internacional. Los disturbios también se replicaron en otros 26 condados. El gobierno enfrenta el reto de canalizar el diálogo con la llamada «Generación Z» para calmar la situación.
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