La preadolescencia es una etapa de transición que inicia entre los 9 y 12 años, marcada por cambios físicos, emocionales y conductuales que afectan tanto a los menores como a sus familias. Durante este periodo, los niños buscan su identidad, muestran mayor interés en su apariencia y cuestionan la autoridad, lo que puede generar tensión en el hogar. Expertos resaltan la importancia de establecer límites claros y fomentar un ambiente de comunicación abierta y sin juicios. También aconsejan evitar la sobreprotección y las comparaciones, y en su lugar, mostrar interés por las actividades de los jóvenes, promoviendo un acompañamiento positivo en su camino hacia la adolescencia. Todo esto es crucial para un desarrollo integral que siente las bases para la adultez.
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