Hace casi treinta años, la Declaración de Barcelona marcó un hito en las relaciones euromediterráneas al promover la colaboración en seguridad, economía y cultura para crear un espacio de paz y prosperidad en la región. Sin embargo, el balance de este ambicioso proyecto muestra luces y sombras, con algunos avances en cooperación comercial y cultural, pero también retrocesos significativos debido a conflictos persistentes y desconfianza. En la actualidad, el Pacto por el Mediterráneo, impulsado por la Unión Europea, busca revitalizar estas relaciones centrándose en la juventud y enfrentando la creciente influencia de potencias como China y Rusia. Barcelona, como símbolo del diálogo internacional, acoge una serie de conferencias para reforzar el papel de ciudades y regiones en este esfuerzo colectivo por un Mediterráneo más integrado, en un contexto geopolítico que exige nuevas estrategias de colaboración.
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