En un movimiento controvertido, el expresidente Donald Trump ha utilizado su influencia para avivar teorías no comprobadas que sugieren una conexión entre el uso de Tylenol, las vacunas y el autismo, a pesar de no aportar nuevas evidencias científicas. Esta intervención ha generado preocupación entre expertos en salud pública, quienes insisten en la falta de pruebas que respalden dichas afirmaciones y advierten sobre el potencial daño a la confianza pública en programas de vacunación establecidos.
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