El presidente de Estados Unidos ha declarado que la tasa de homicidios en la capital del país supera a la de algunos de los «peores lugares del mundo». Esta afirmación subraya su preocupación por la seguridad en Washington D.C., destacando cifras alarmantes comparables a regiones con altos índices de violencia global. Estas declaraciones generan debate sobre la gestión local del crimen y la efectividad de las políticas de seguridad en la capital.
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