El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado un paso audaz al anunciar la imposición de un arancel del 25% sobre las importaciones de semiconductores y productos farmacéuticos. Esta medida, orientada a promover la producción nacional y reducir la dependencia de proveedores extranjeros, ya está generando una ola de incertidumbre en los sectores tecnológicos y farmacéuticos, que podrían ver un aumento en los aranceles en los próximos meses.
Durante una conferencia de prensa en Mar-a-Lago, Trump detalló el enfoque escalonado de la medida. El arancel inicial del 25% está diseñado para aumentar de manera considerable a lo largo del año, otorgando así tiempo a las empresas para establecer sus plantas en territorio estadounidense antes de que la medida entre en plena vigencia. Trump enfatizó que esta estrategia es una oportunidad para que las empresas manufactureras de semiconductores, como Samsung y TSMC, den el paso de construir plantas en Estados Unidos, sin la carga adicional de aranceles.
La posibilidad de que se retrase la implementación total de los aranceles está generando especulación sobre el cronograma de decisiones estratégicas por parte de las mayores fundiciones de chips del mundo. TSMC, por ejemplo, podría acelerar su inversión en una planta en Arizona para sortear los efectos potencialmente adversos de la nueva política.
Estados Unidos está buscando reducir su dependencia de las fábricas taiwanesas, líderes en la producción de chips de vanguardia, intensificando los esfuerzos por fomentar la producción local. La Casa Blanca ha iniciado diálogos sobre posibles asociaciones destinadas a desarrollar tecnologías capaces de competir a nivel mundial, y se encuentra revisando los criterios de subvenciones de la CHIPS and Science Act para asegurar un compromiso sólido con la fabricación estadounidense.
En cuanto al impacto en el mercado, las advertencias no se han hecho esperar. El CEO de Acer, Jason Chen, ya ha pronosticado un aumento del 10% en el precio de los portátiles en EE.UU., a consecuencia de los nuevos aranceles. La medida podría incitar a algunos fabricantes a aumentar aún más los costos. Empresas tecnológicas de renombre como Nvidia, AMD y Apple, que dependen en gran parte de los semiconductores importados, podrían verse obligadas a reevaluar sus cadenas de producción o hacer frente a costos adicionales que repercutirán inevitablemente en los consumidores.
El escenario actual está sembrado de incertidumbres. Si bien el arancel aún se halla en fase de propuesta, su implementación, tal como está planteada, podría desencadenar aumentos en los precios de productos esenciales y forzar una reconfiguración del mercado de semiconductores y farmacéuticos en Estados Unidos, reorientando el camino hacia una mayor autosuficiencia industrial.