El segundo mandato de Donald Trump como presidente de Estados Unidos ha comenzado con un discurso que marca distancia respecto a Europa y sus tradicionales alianzas. Sin mencionar al viejo continente, Trump prometió una nueva era de grandeza para EE.UU., consolidando su enfoque en políticas internas y la recuperación de territorios como el canal de Panamá. Las amenazas incluyeron la imposición de aranceles y un férreo control fronterizo, dejando tensos a los líderes europeos. Dinamarca y otros miembros de la Unión Europea expresaron su preocupación por la posible anexión de Groenlandia, mientras que figuras como Emmanuel Macron, Volodymyr Zelensky y Ursula von der Leyen reaccionaron al discurso con llamados a reforzar la cooperación y el gasto militar en la región, en una clara señal de la compleja dinámica que marcará la relación transatlántica en esta nueva etapa.
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