La administración Trump intensifica su apoyo a Marruecos en el conflicto del Sáhara Occidental, con un plan para designar al Frente Polisario como organización terrorista, en consonancia con la estrategia de presión característica de Trump. Aunque esta medida busca ayudar a Marruecos a consolidar su control sobre el Sáhara Occidental, ha generado controversia, dado el reconocimiento internacional del Polisario como representante del pueblo saharaui. La campaña incluye la vinculación del Polisario con Irán y Rusia, intensificando tensiones geopolíticas, y ha desencadenado respuestas contundentes por parte del grupo saharaui, que refuta las acusaciones y subraya su compromiso con el derecho internacional humanitario. La Casa Blanca busca facilitar un acuerdo de autonomía bajo soberanía marroquí antes del aniversario de la Marcha Verde, mientras que la oposición del Polisario se mantiene firme en exigir un referéndum conforme a la ONU.
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