El tusi, conocido como cocaína rosada, ha ganado popularidad como una droga sintética en América Latina, especialmente por su atractivo color y su vinculación con la élite. Sin embargo, esta droga es una mezcla peligrosa de diferentes sustancias psicoactivas, cuya composición y efectos varían ampliamente, creando riesgos significativos para la salud de los consumidores. Desde su aparición en Colombia en 2012, el tusi se ha asociado con la música y la cultura nocturna, convirtiéndose en más accesible. Julián Quintero, sociólogo y experto en el tema, critica al Gobierno por la desinformación y la falta de control sobre esta sustancia, señalando la ausencia de estudios estadísticos y científicos que puedan dar una visión clara sobre su impacto en la sociedad. Los efectos del tusi son impredecibles, pueden ir desde dolores de cabeza hasta psicosis tóxica, y su consumo puede ser mortal al mezclarlo con alcohol. Ante la ausencia de una respuesta institucional adecuada, organizaciones como la Corporación Acción Técnica Social trabajan para proporcionar información y estrategias de reducción de daños.

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