A 96 años del «Milagro del Vístula», el conflicto entre Ucrania y Rusia se intensifica de manera inesperada. Ucrania ha lanzado una ofensiva en la región rusa de Kursk, capturando unos 350 km² y avanzando 40 km en tres frentes. Este movimiento, que ha tomado por sorpresa a Rusia, ha generado una defensa activa por parte del Kremlin. Vladimir Putin calificó la avanzada ucraniana como «una provocación a gran escala», prometiendo una derrota aplastante del enemigo. Mientras tanto, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, destacó la capacidad de su ejército para sorprender. El estado de emergencia fue declarado en Kursk y los residentes se sienten abandonados, con solo 100 euros ofrecidos para evacuación. Analistas señalan la escasez de recursos rusos para una guerra de gran escala, mientras que Ucrania busca obligar a Rusia a redirigir sus fuerzas desde el Donbás, donde enfrentan serias pérdidas. En medio de este contexto bélico, Putin ha firmado leyes que limitan la libertad de expresión y la venta de bebidas energéticas, alejándose de las urgencias del conflicto.
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