Pablo Baena es un ejemplo de perseverancia y superación en el mundo del tenis. Hasta hace poco, su trayectoria estaba alejada del profesionalismo, pero su pasión por el deporte lo llevó a vivir una experiencia inolvidable en el Campeonato del Mundo +35, los ITF Master World Team & Individual Championships. Este evento, que tuvo lugar en Lisboa del 4 al 17 de agosto, se convirtió en un punto de inflexión en su vida.
La historia de Pablo comenzó con una llamada que le abrió las puertas de la selección española, un sueño que nunca imaginó que podría cumplir. A pesar de no ser un jugador profesional, decidió aceptar un rol diferente en el equipo, un desafío que asumió con la convicción de aprovechar cada oportunidad que se le presentara.
Durante la fase de grupos, Pablo vivió momentos significativos. Su participación en el partido de dobles contra Canadá fue crucial para que España avanzara como primera en el Grupo E. Sin embargo, el equipo enfrentó un revés en los cuartos de final ante Francia, lo que les dejó fuera de la lucha por el título, pero aún había camino por recorrer.
En la búsqueda del quinto puesto, España se midió contra Alemania, donde Pablo nuevamente colaboró en dobles, asegurando la victoria que los llevó a enfrentar a Estados Unidos en la última eliminatoria. Fue en este momento decisivo cuando tuvo la oportunidad de jugar su primer partido individual, enfrentándose a Tyler Browne. Con determinación y valentía, logró una victoria que no solo representó un punto para el equipo, sino que también reafirmó su lugar en el escenario internacional.
El ITF Master World Team & Individual Championships no solo fue un desafío monumental, sino también una plataforma para que Pablo demostrara su habilidad, junto a destacados compañeros de equipo como David Estruch, Carlos García Villanueva y Rodrigo Figueroa. A pesar de caer en la segunda ronda de la competición individual ante el portugués Joao Ferreira, la experiencia no terminó allí. En el cuadro de consolación, Pablo siguió luchando, venciendo a jugadores de diferentes nacionalidades, hasta llegar a las semifinales, donde se despidió de la competición tras una valiente actuación.
Representar a España en un campeonato mundial fue un logro monumental para Pablo, un jugador que nunca fue profesional pero que demostró su valía tanto en la cancha como en su vida personal, donde combina su pasión por el tenis con su carrera como ingeniero. Su viaje en el Campeonato del Mundo +35 es un claro recordatorio de que nunca es tarde para perseguir los sueños y alcanzar lo que parece imposible.
¡Bravo Pablo! Su historia es una inspiración para todos aquellos que anhelan superar sus límites y dejar huella en el deporte.
Fuente: Federación Andaluza de Tenis.